Ruinas Mayas de obligada visita
Más allá de Chichén Itzá nos encontramos con templos arqueológicos que, escondidos en selvas y bordeando lagos, nos develan la importantísima muestra histórica que aguarda México.
México no puede concebirse sin la grandeza de sus culturas prehispánicas, que dieron forma a su historia, cultura y tradiciones. Cada rincón del país es prueba de la profunda influencia de estas civilizaciones. En el norte entre desiertos, dunas y montañas, en el centro valles, lagos y bosques, y al sur la selva aún resguarda grandes secretos por descubrir.
Y es que además de las grandes zonas de peregrinaje como Chichén Itzá, Tulum y Cobá nos encontramos con un ansiado y precioso territorio que cuenta con, aproximadamente, 193 zonas arqueológicas distribuidas por todo el país. Sin embargo, muchas de ellas se encuentran ocultas entre la selva o el asfalto de las grandes ciudades. Hoy recorremos cinco de estas zonas: de extrema belleza, imponentes y cargadas de un simbolismo muy histórico.
Zona Arqueológica Kohunlich
La ciudad maya que te cautivará
¿Te imaginas viajar al pasado para conocer parte de la historia de los mayas? Esto es posible si visitas la Zona Arqueológica de Kohunlich, nombre de la ciudad y centro ceremonial maya, ubicado a 65 kilómetros de Chetumal (Grand Costa Maya), Quintana Roo. El significado de su nombre proviene del inglés cohoon ridge (lomerío de corozos), que se refiere a la existencia de palmas de corozo.
Caminar por cada rincón de la zona arqueológica nos lleva a observar cómo era el trazado de los edificios y los restos de canalizaciones de agua y cisternas que nos hace repensar la importancia de este conjunto en su momento.
Rodeada de selva, Kohunlich es un asentamiento de edificios construidos en el periodo Clásico temprano entre los años 500 y 600 d.C. En la época de esplendor representaba un punto de enlace del comercio entre las ciudades de la Península de Yucatán y el resto de ciudades mayas de Centroamérica.
No podemos olvidarnos de la Plaza de las Estelas y el Conjunto de las Vías (complejos cívico-ceremoniales), estructuras donde Kohunlich alcanzó su máximo poblacional. La zona está conformada por varios conjuntos arquitectónicos de carácter ceremonial y residencial. Uno de ellos es el Edificio A-1 o Templo de los Mascarones donde resaltan los relieves monumentales de estuco que aún conservan la pintura roja que cubría el templo. Es importante mencionar la Gradería y El Rey, las cuales fueron estructuras de alto rango.
Zona arqueológica El Tajín
La casa del trueno
La palabra tajín ha sido traducida como “trueno” o “gran humo”, de modo que se suele denominar a este centro religioso y político mesoamericano como “casa del trueno”.
La zona arqueológica El Tajín se encuentra a 10 kilómetros de Papantla y en 1992 fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, dada su importancia arqueológica, cultural e histórica. De modo que todos los viajeros que llegan a Papantla tienen allí una cita ineludible con el poderoso dios del trueno.
La ciudad totonaca se extendía entre las cuencas de los ríos Cazones y Tecolutla, pero la zona explorada y recuperada hasta hoy abarca unas 10 hectáreas donde se levantan 40 edificios que en su época de esplendor estaban cubiertos de pintura mural.
La Pirámide de los Nichos es la más notable del conjunto y también la más estudiada por su particular diseño que incluye 365 nichos, uno por cada día del año. Otros edificios importantes son el Templo Azul, con características diferentes al resto del conjunto, el edificio de Las Columnas y Tajín Chico. Pero un dato que llama la atención es que allí se hallaron 17 juegos de pelota, el número más grande encontrado en un solo sitio arqueológico hasta hoy.
Ek Balam
Huellas eternas de grandes civilizaciones
Los vestigios de esta zona arqueológica se encuentran ocultos en la selva a media hora de Valladolid. Su esplendor radica en las murallas, estelas, murales, plazas y suntuosos palacios que fueron construidos en el Preclásico Medio y cuyo esplendor duró hasta la llegada de los españoles.
Ek Balam es un ejemplo de cómo los antiguos mayas se conectaban con otras ciudades a través de los sacbés, caminos blancos que resplandecían en la oscuridad de la selva. Precisamente, son éstos los que conducen a los visitantes hacia los basamentos primordiales del sitio arqueológico.
La Acrópolis merece toda nuestra atención, al tener un palacio de 31 metros de altura que muestra diferentes etapas de construcción. Está conformado por diversos cuartos abovedados que se comunican por pasadizos. La fachada está rematada por colmillos gigantes que emulan el hocico de un jaguar, además de esculturas aladas con rostros mayas.
En el interior del basamento se halló una ofrenda dedicada al gobernante Ukit Kan Lek Tok, un glifo emblema confirma que Ek Balam estuvo bajo su mando. Algunos de los objetos que se le ofrendaron fueron: conchas, pectorales de jade, fragmentos de orejeras y collares.
En otra área se admiran mascarones, frisos y estatuas pétreas con alusiones al jaguar y a sus gobernantes, lo que nos muestra que se trató de una ciudad que estuvo al margen del culto a Kukulkán.
Zona Arqueológica de Palenque
Esplendor del periodo clásico
A ocho kilómetros de este Pueblo Mágico se encuentra la Zona Arqueológica de Palenque –una de las más importantes de la cultura maya– que, en 1987 fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Aunque la zona que podemos recorrer es apenas un pequeño porcentaje de lo que realmente fue Palenque durante su esplendor en el periodo Clásico, destaca el Templo del Conde, El Palacio y el Templo de las Inscripciones, además de los Templos XII y XIII.
El Palacio es la zona más grande en la que se pueden apreciar edificaciones como escalinatas, patios, corredores e incluso pasadizos subterráneos. El elemento que distingue a este conjunto es una torre de cuatro caras que pareciera vigilar a los visitantes.
Aunque el edificio más importante es el Templo de las Inscripciones que en su interior preservó tableros que han permitido saber la historia del lugar y sus habitantes. Aquí es donde, en 1952, el arqueólogo Alberto Ruz L’Huillier descubrió la tumba del rey Pakal, gobernante de Palenque.
El sarcófago donde reposaban los restos de Pakal se encontraba dentro de una bóveda y en esta se elaboraron inscripciones en las que se relata su vida. Pakal fue enterrado con una máscara de jade trabajada con tal detalle que aún se conserva intacta.
Zona Arqueológica de Xpujil
Un recorrido por la Zona Arqueológica de Xpujil te llevará a un viaje en el tiempo cuando los antiguos mayas habitaban esta área hace 400 a.C., enclavada en la Reserva de la Biosfera de Calakmul y a pocos kilómetros de la frontera con Belice.
Es muy seguro que tu primera impresión de Xpujil sea la del Edificio 1, una construcción que sobresale de los vestigios con tres torres. Si te acercas, podrás constatar que dentro de él existían 12 cuartos con algunos pasajes y túneles para interconectarlos. Sus esquinas redondeadas y estoicas se niegan a perder sus formas frente al paso del tiempo.
La Zona Arqueológica de Xpujil, concentra una veintena de asentamientos en los seis kilómetros que la conforman. Puedes recorrerla a pie en poco tiempo, pero te recomendamos olvidarte de las prisas, pues al ser un sitio pequeño tienes la enorme ventaja de lograr un mejor acercamiento con el legado prehispánico de sus edificios.
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